miércoles, 2 de enero de 2008

Serenos de verso, susurros de medianoche



La imagen del sereno (sirinu) en la música andina, es algo así como la del “dios de la música” presente en otras culturas; el es el creador de la música, la voz inigualable, el sonido envolvente que nos atrapa en su onda, fuente inagotable de versos y melodías, la inspiración perenne que fluye de los ríos y quebradas profundas, de las vertientes y barrancos, que despierta a cantar solo a ciertas horas de la noche los días martes y viernes, pasada la medianoche hasta el alba, justo antes del amanecer, donde se abrazan la noche y el día, a la hora del encanto, momento mágico de música, amor y fuga.

Es, en este trance de la noche y el alba, que el sereno canta y transmite sus versos (versus) al guía del grupo de sikus*, lichiwayus y suri sikuras, de las lakitas, khantus, o moceños, posesionándose del músico y sus instrumentos; es también este momento cuando los bombos, las cajas y tambores recién construidos deben tesarse, los charangos nuevos templarse para recibir el verso del sereno, porque desde ese instante el vive en cada uno de estos instrumentos. Por eso se dice que cuando suenan los sikus o lichiwayus y vibran las cajas y bombos, en realidad es el sereno y no el guía quien esta soplando y tocando.

También se dice que el sereno llega cantando la melodía o el verso, como una voz nítida y exquisita que se funde entre el murmullo del río y el viento, que solo el guía puede escucharlo y veces su pareja de contrapunto (a pesar de encontrarse todos los miembros de la banda o grupo en la morada del sereno).

Es así como nace el verso, la nueva canción a estrenarse en la fiesta. El guía que ha memorizado la canción transmitida por el sereno, la recrea de inmediato con su pareja de contrapunto: arka-ira que ahora dialogan en los sikus, guía y ch’ali en los lichiwayus (como suelen decir los raqaypampeños), y junto con ellos aprenden todos los miembros de la banda, la tropa de músicos.

Entre los músicos charangueros de los pueblos rurales del Norte Potosí, Chuquisaca y Cochabamba, se cuenta de un sereno más endiablado y encantador, de voz seductora y verso bien afinado, conocedor y dueño de todos los temples, tocador y cantor inclaudicable, coplero de vertiente de nunca acabar. Se dice que cuando canta arrincona a sus rivales y encanta a las mujeres. Este sereno viene de la serpiente cascabel, del extremo de la cola donde se encuentra su cascabel sonora, que luego de cortarla y ch’allarla como corresponde, se la introduce dentro el charango.

A partir de ese momento es la caja del charango su nueva morada y cuerpo, desde donde fluirá su inquebrantable sonido cada vez que el charanguero afine y rasgue sus cuerdas entonando los versos del wayño.

Es viernes de medianoche, la quebrada cobija a los músicos que se mueven como siluetas casi volátiles. Repentinamente, la corriente de viento se funde con la corriente del agua: es anuncio de la llegada del Sereno.

Escrito por: Juan Mallqui

*Sikus: instrumentos de viento de origen andino (zampoñas, zankas, quenas,etc)

0 Responses: